cusqueños ilustres
Desde 1990 el autor de este blog ha ido investigando la vida y obra de los autores, intelectuales y artistas cusqueños contemporáneos habiendo tratado de más de medio centenar de ellos agrupados en la obra inédita "Cusqueños Ilustres" algunos de estos personajes son los que tratamos aquí. A quienes visiten y se informen sobre los contenidos, les pedimos que citen la fuente y eviten el plagio.
About Me
- Name: Julio Antonio Gutiérrez Samanez
- Location: Cusco, Cusco, Peru
Escritor, promotor cultural, artista plástico e ingeniero químico, dedicado a la creación y producción cerámica. Ha publicado obras sobre temas de cultura, poesía, historia, química y geometría.Web:www.kutiry.org, email:jgutierrezsamanez@yahoo.com.
Sunday, June 02, 2013
Escribe Julio Antonio Gutiérrez
Samanez
Entre los intelectuales
de las generaciones posteriores a la ilustre generación de la primera huelga
universitaria llamada con mucho acierto “Escuela Cusqueña” por el Dr. Francisco
García Calderón, encontramos al periodista, cuentista, escritor y político
Roberto Latorre Medina, cuyo Seudónimo fue Martín Paucar. Pocos intelectuales,
sin duda, han dejado tan profunda huella en sus generaciones como animadores de
la cultura y como luchadores sociales, dedicado su juventud a su fortuna y su
vida, a esos nobles menesteres, para ser después olvidados y desconocidos por
las nuevas generaciones.
El “pato” Latorre, como
lo llamaban cariñosamente sus amigos, fue un intelectual de primera fila, y
como lo describen sus contemporáneos, un hombre de especial temperamento y
amplitud de espíritu. Amigo de toda clase de personas, conocedor profundo del
alma humana, su sensibilidad exquisita lo llevó a concebir el Socialismo como
la panacea universal para solucionar todos los problemas del hombre.
Roberto Latorre, nació en
el Cusco el 2 de junio de 1897, sus padres fueron: José Manuel Latorre y María
Josefa Medina. Se casó con la señora Tula Luna, con quién tuvo dos hijas.
Hizo sus estudios
secundarios en el Colegio Nacional de Ciencias, luego los superiores en la Universidad de San
Antonio Abad, llegó a graduarse por ser “alérgico” al título profesional como
otros representantes de su generación.
Fundó el semanario “El
Ideal” en 1911.
En el año de 1913 trabajó
en “El Sol” como tipógrafo.
Viajó a La Paz , Bolivia en 1916, donde trabajó como obrero empacador en
una fábrica de velas. De regreso al Perú, fue cronista de El Sol en 1917,
llegando a ser Jefe de informaciones de éste diario en 1921.
En 1924, fundó la famosa
revista “KOSKO” que fue clausurada en enero de
1926, por el gobierno de Leguía que confinó a su Director y propietario
en la isla de San Lorenzo.
INDIGENISTA MILITANTE Y
GRAN CUSQUEÑISTA
Latorre, dejó en pie
hasta hoy en día, los ideales difundidos en esa gran tribuna de la cusqueñidad
que fue “KOSKO”, donde se foguearon nuevos valores del pensamiento y
confrontaron opiniones los cusqueños más esclarecidos de su época.
Entre los años de
1927-28, fue animador y colaborador de la Revista “Kuntur” editada por
estudiantes y maestros universitarios actores de la huelga universitaria del
27. En esos mismos años fue jefe de Redacción de “El Sol”. En Junio de 1929, ingresó a la primera Célula Comunista
del Cusco.
El 11 de marzo de 1932
por orden del gobierno de Sánchez Cerro fueron fusilados ocho marineros de la depuesta sublevación de la base de
Callao. El Perú entero protestó y el gobierno de la “Zoocracia y canibalismo”
arremetió contra el pueblo y sus dirigentes: “tras los sucesos -dice J.G.G.L-
la policía estrechó el cerco contra los comunistas, y esta vez cayeron otros
camaradas que venían eludiendo a los verdugos cerristas. Fue capturado Roberto
Latorre, ilustre periodista revolucionario, propulsor del arte y numerosas
instituciones y actividades culturales como el Grupo Cultural Cuzco y el
Instituto Americano de Arte, redactor de “El Comercio” y de “El Sol”, fundador
y director de la revista “Kosko” y colaborador de “Amauta” y de “Kuntur”.
Tenazmente perseguido por la policía cerrista que le había tendido una celada,
Roberto Latorre, anduvo durante meses, fugitivo por lejanas provincias del departamento,
como Paruro, donde captó costumbres, hábitos y notables expresiones culturales
de los campesinos siervos, en una de las zonas más deprimidas de la región. Por
fin lo atraparon los esbirros, y luego de un prolongado encierro fue enviado al
penal del Frontón y de allí, en compañía de otros presos de Lima y Arequipa
internado a la selva del Madre de Dios en julio de 1932. Esa vez, el camarada
Roberto, luego de llegar a Puerto Maldonado, se internó en las lejanías
selváticas hasta Iñapari y Bolpebra, pequeños poblados situados sobre el río
Acre, en el punto de concurrencia de las fronteras del Perú con el Brasil y
Bolivia. Como los otros presos comunistas, para salir del infierno verde tuvo
que dar una larguísima vuelta por el Beni y las pampas de Mojos, en territorio
boliviano, para llegar a La Paz, donde vivió exiliado con su familia, hasta
1934 en que regresó al Perú acogiéndose a la amnistía concedida por el general Benavides” (“Así nació el Cuzco Rojo”, Págs.
328 – 329).
En 1935, regresó al país y se dedicó a la
actividad comercial. Latorre, fue un
hombre-puente y enlace entre los intelectuales del sur andino y sus pares de la
república altiplánica de Bolivia; fue él quién hizo conocer a los poetas
jóvenes del grupo “Orcopata” de Puno
En 1936, ejerció el cargo de Secretario del
Concejo Provincia del Cusco.
Fue uno de los fundadores
y animadores del Instituto Americano de Arte en octubre de 1937, siendo, en años posteriores, uno de sus
presidentes. Durante una de sus estadías en Puno, organizó una filial del
Instituto Americano de Arte (24 de abril de1941) que subsiste hasta hoy.
Desde 1941, fue
administrador principal de Correos y Telégrafos del Cusco.
Este extraordinario
luchador social y animador de la cultura falleció el 1º de Abril de 1949. Todas las instituciones culturales del
Cusco, encabezadas por el Instituto Americano de Arte le rindieron un merecido homenaje.
Los intelectuales compañeros suyos, le dedicaron dolidas notas de prensa, ente
ellos Julio Pastor y Julio G. Gutiérrez, quien dedicó a la memoria del ilustre
periodista prematuramente fallecido el artículo intitulado “Nuestro Dolor es
viril” en El Sol el 4 de Abril de 1949.
KOSKO EL INDIGENISMO Y LA UNIVERSIDAD POPULAR
CUSQUEÑA
En el año de 1924, surgió la filial cusqueña de las
Universidades Populares, creadas por la Federación de Estudiantes del Perú (FEP),
en su Primer Congreso de 1918 en el
Cusco.
Ese año 24, salió la
revista KOSKO editada por Roberto Latorre y dirigida por Luis Yábar Palacio,
que al decir del autor de “Así nació el Cusco Rojo”: “… Iba a jugar un
importantísimo papel en la difusión de la literatura revolucionaria de la
primera post-guerra y en la orientación doctrinaria de importantes sectores de
la intelectualidad y de la juventud” (Pág. 11).
KOSKO informó sobre la
inauguración de las Universidades Populares González Prada, hecho ocurrido el
10 de mayo de 1924 en el salón de la Sociedad de Artesanos.
En el segundo número el
gran indigenista e historiador Dr. Luis E. Valcárcel, había escrito un artículo
con el título de “Socialismo”, induciendo a la juventud a estudiar esa nueva
doctrina, aunque, el maestro del indigenismo, posteriormente, decidió marchar
por otros caminos.
KOSKO informó de la gran
labor realizada en dos escasos meses por la Universidad Popular ,
en la que participaron dictando cursos de Castellano, Jenaro Fernández Baca;
Aritmética, Mariano Cárdenas Castro; Legislación del trabajo, Casiano Rado;
Economía Política, Alberto Delgado; Botiquín del Hogar, Guillermo Vallenas;
Geometría, Ricardo Santos; Constitución, Luis Villa; Leyes Penal y Civil, César
Muñiz; Higiene, Rafael Tupayachi.
Además intervinieron los
doctores Leandro Pareja, Félix Cosio, Luis E. Valcárcel, Federico Ponce de
León, Rafael Aguilar y el sabio Dr. Antonio Lorena. (Obra citada Pág. 14).
En esta misma obra (pág.
23) se narra la forma cómo la reacción y el clero, clausuraron KOSKO, y
apresaron a su mentor.
ROBERTO LATORRE INTRODUCTOR
DEL MARXISMO EN EL CUSCO
Uno de los historiadores
que desde la orilla política opuesta y no con pocas acusaciones gratuitas, ha
profundizado el conocimiento del desarrollo de las ideas marxistas en el Cusco,
es sin duda el Dr. José Tamayo Herrera quién en su obra “El Cusco del Oncenio”,
analiza la importancia de la revista KOSKO y de su fundador Roberto Latorre,
reclamando por un “injusto olvido”, de su propios camaradas.
“Pocos como el “pato”
Latorre, dice Tamayo, merecen el recuerdo y el enaltecimiento, de las nuevas
generaciones, en un pueblo de tan mala memoria como es el Cusco, que olvida a
sus hombres más importantes y el “pato” Latorre, por este defecto de la psique
colectiva, es un gran hombre, injustamente olvidado, inclusive por sus propios
camaradas del Cusco Rojo”.
Acusación gratuita porque
la memoria de Latorre fue siempre recordada en muchos escritos publicados en
los periódicos locales y en el periódico “Jornada” de sus camaradas de partido.
Igualmente, el Instituto Americano de Arte, entidad cultural de la que fue
co-fundador y Presidente, siempre honró su memoria y exhibe su retrato en la
galería de sus presidentes.
Con respeto a la revista
KOSKO el mismo autor dice lo siguiente: “KOSKO era una revista de importancia
excepcional entre las diversas revistas indigenistas peruanas, primero
cronológicamente, porque precede a “Amauta” en más de dos años, a “la Sierra ” III en casi tres,
al “Boletín Titikaka” de Puno en más de dos, a “Chirapu” de Arequipa en casi
cuatro, a “Kuntur” en tres, etc.
La primera revista
indigenista peruana no fue “Amauta”, como piensan los mitificadores de Mariátegui
sino “KOSKO”.
Igualmente -prosigue
Tamayo- la primera revista con contenidos de tipo marxista y artículos de los
grandes tótems del marxismo mundial es “KOSKO”, dos años antes de “Amauta”, y
la verdadera iniciadora de las ideas marxistas es “KOSKO” aunque en una medida
menor que la sofisticación y el virtuosismo de “AMAUTA”. (pág. 53).
KOSKO, según el estudio
de Tamayo, tuvo tres periodos: El primero bajo la dirección de Luis Yábar
Palacio (19 de Mayo al 22 de junio de
1924), cuya orientación fue federalista. El segundo periodo de agosto de
1924 a abril del 25, bajo la dirección del Dr. Luis Felipe Paredes Obando, con
una ideología indigenista.
El tercer periodo bajo la
conducción de su fundador Roberto Latorre de abril del 25 hasta su clausura en
enero de 1926, con una orientación marxista.
Finalmente debe ser considerado
como un cuarto periodo, porque no es menos importante, el conjunto de los siete
últimos números del 64 al 71, publicado bajo la dirección de Cristóbal Latorre,
hermano menor de Roberto.
Tamayo, infelizmente, usa
la historia de KOSKO y Roberto Latorre para desprestigiar al comunismo
cusqueño, quizás por ese: “no disimulado odio de clase contra los creadores del
Cusco Rojo que, por otro lado, admira”. (“Así nació el Cusco Rojo…” pág. 155),
manchando así, su interesante investigación con frases tendenciosas, hablando
no sólo de un cierto “olvido” mal intencionado, sino, de que ciertas
“fricciones internas dentro del PC, cusqueño hicieron que Roberto Latorre fuera
borrado de la historia “oficial” del PC, con posterioridad a 1930” . Acusación gratuita y
malintencionada. Porque el enigma de que Latorre, fue o no, uno de los
fundadores del PC cusqueño y otras suspicacias quedaron aclaradas con la
publicación de las actas del grupo Ande y de la primera célula aprista del
Cusco, cuyos facsimilares fueron dados a conocer en el libro “LA VERTIENTE CUSQUEÑA
DEL COMUNISMO PERUANO” (1989) del Dr. Carlos Ferdinand Cuadros. Según esos
documentos, Latorre había ingresado con posterioridad a la fundación de mayo
del 29, fue admitido en la sesión del
1-7-1929. Aunque no intervino en ninguna de las sesiones posteriores,
era amigo del Grupo Ande, pero se le tenía desconfianza por su estilo de vida
liberal y bohemia de clubman y jugador. Debe haber sido esa la razón por la que
en reiteradas ocasiones no se decidió su admisión. Otra causa fue su cercanía a
Mariátegui, ya que era agente de la Revista Amauta en Cusco, junto con Casiano Rado y
el Dr. Valcárcel.
Muchos “amigos” de esa
misma época, no fueron siquiera invitados al Grupo Ande, tales como el Dr.
Uriel García (que en esa época predicaba la filosofía idealista de Bergson),
Carlos Lira, Luis Velasco Aragón, Casiano Rado, Erasmo Delgado Vivanco, Manuel
Castro y otros (Sesión del 28-9-29). Y,
como se sabe, las desavenencias con el grupo de Mariátegui, se debieron a
varias causas: la primera de orden político, ya que los cusqueños decidieron
entablar relaciones directas con el Secretariado Sud-Americano de la Internacional Comunista
con sede en Buenos Aires, ello hizo que se diferenciaran de los socialistas de
Lima y de sus amigos en Cusco como Latorre, Rado y Valcárcel; y en segundo
lugar, por el anti-limeñismo: “se sentía a Lima como algo extraño y lejano, más
se leía literatura argentina”-decía mi padre-, agregando que “en Lima no tenían
en cuenta para nada a los provincianos, había (y aún hay) menosprecio a todo lo
serrano” (J.G.G.L., Comunicación personal).
Pero en cuanto se superaron
esas diferencias, Latorre ingresó al Partido (sesión del 01-07-1929), igualmente, Casiano Rado en la
sesión del 08-07-1929, (“La vertiente..”,
ob. Cit. pág. 140), y, a la muerte de Mariátegui, en abril de 1930, ya estando dentro del Partido, Latorre
y sus camaradas realizaron el primer homenaje público de la intelectualidad
cusqueña a la memoria del ilustre pensador, -considerado limeño por entonces-,
en el diario El Comercio del Cusco del 19 de abril de 1930, y el diario “El Sol”, del 22 de abril
de ese año (“Así Nació el Cusco Rojo” Pág. 141.)
Como todo intelectual,
bohemio y diletante, Roberto Latorre fue al inicio, reacio a la disciplina
partidaria, pero, finalmente, fue ganado a la organización proletaria, llegando
a ocupar cargos de dirección en el Comité Regional, y como responsable de la Comisión Campesina.
“Hacía sentar a los campesinos indígenas en su propia mesa”. (J.G.G.L.
comunicación personal).
Como bien dice Tamayo
Herrera en la página 51 de su obra “El Cusco del Oncenio” “Roberto Latorre fue
víctima de la persecución, tanto del Gobierno de Leguía como del de Sánchez
Cerro, por sus ideas marxistas”, Latorre estuvo preso en San Lorenzo durante
tres meses. Durante la dictadura de
Sánchez Cerro, fue confinado siete meses en la selva de Madre de Dios, estuvo “preso
en San Lorenzo y El frontón y después exiliado en La Paz , Bolivia, con toda su
familia”.
En esas circunstancias (1933),
coincidieron con mi padre en Bolivia, saboreando la sal amarga del destierro.
Cabe agregar en mérito a la verdad, algo que el historiador Tamayo no dijo.
Durante el gobierno de los “terratenientes ligados a actividades industriales”
(Tamayo pág. 34), es decir de los
gamonales encabezados por Samanez Ocampo y el Dr. Francisco Tamayo Pacheco,
padre de nuestro historiador, a la sazón Ministro de Gobierno y Policía,
también se reprimió ferozmente “por sus ideas marxistas” a esos hombres que
estamos reivindicando ahora, desde diferentes posiciones políticas, desde
luego.
Es necesario aclarar
también que en muy pocas ocasiones después del 30, los comunistas pudieron
gozar de la paz y libertad de la “naciente burguesía agraria industrial y
profesional” -como prefiere llamarlos el Dr. Tamayo-, para poder escribir una
historia “oficial”, borrando de mala fe a sus propios camaradas. Y si no ¿Porqué Don Pepe Tamayo reclama ser uno de
los descubridores de estos hechos? Como dice él mismo, “… después de las
páginas pioneras que nosotros le dedicamos en algunos capítulos de nuestra
“Historia Social del Cusco Republicano en 1978”.
Pero habrá otro momento
para descargar los ataques de tan “imparcial”, egocéntrico, objetivísimo e
inmaculado autor, ya que si no fueron escritos a “edad avanzada” (como escribe
Tamayo para referirse despectivamente a las “Memorias” de Valcárcel y al libro
de Gutiérrez), han sido concebidas con una mentalidad retardataria de un culto
terrateniente.
Porque como dice la
presentación de “Kosko” de marzo de
1924, Nº 1 -no sabemos si escrita por Yábar Palacio o Roberto Latorre-
“en una democracia sana y organizada, sólo caben dos partidos: el conservador
de cabeza encanecida, que aún vive chupando los pezones ideológicos de la edad
media; y el radical que despliega la bandera roja de la regeneración, su lucha
marca la pulsación de la vitalidad de un pueblo”.
Otro de los grandes
cusqueños de esa época, don Román Saavedra o Eustaquio Kallata, en el artículo
intitulado “Roberto Latorre y los intelectuales de Puno y Cusco”, publicado en
el Nº1 de la Revista
del “Centro de Estudiantes Puno”, Cusco
1949 dice: “Dos intelectuales cusqueños pueden ostentar, con justo
orgullo, el título de oteadores de nuevos horizontes literarios, de vigías perspicuos;
Luis Velasco Aragón y Roberto Latorre.
Ambos partieron, ideológicamente, de una mezcolanza de conceptos
federalistas y anarquistas, para rematar, el primero, en epígono del gonzález pradismo
y Latorre, por una depuración autocrítica en uno de los propugnadores del
socialismo científico” (…) “Con alguna antelación a “Amauta”, Roberto Latorre
escudriñaba el horizonte intelectual de la post-guerra, de 1914-18, que
presentaba dos aspectos fundamentales. Un marcado sentimiento anti-belicista y
un despertar de las nacionalidades oprimidas y, concomitantemente, afloraba una
conciencia social beligerante, con una modalidad lírica conceptual, abrupta
empapada de recia creatividad, que rompía los diques de la retórica con el
caudal impetuoso del subconsciente”.
“Roberto Latorre era el
empresario de esta fiesta del espíritu. El no fue el acaparador mostrenco de
títulos de oropel. No era crítico, poeta ni novelista, más o menos en agraz.
Era un oteador, sagaz vigía de un mundo que surgía, auroral y fecundo, de las
hogueras de la guerra imperialista”.
“No usufructuó ningún
remoquete de los que tanto se pirran los bobalicones lugareños. No fue poeta, a
pesar de su fina sensibilidad de esteta, no fue crítico porque le faltaba la
levadura de la cultura libresca y la simulación de una apabullante erudición.
Tampoco en el cuento llegó a donde pudo haber llegado, a pesar de poseer una
prosa narrativa, llana y sugerente”.
Fue un autor “que ha
comprendido la responsabilidad del intelectual frente a un mundo que marcha por
la lucha democrática del progreso. La tragedia del intelectual serrano es que
no puede desprenderse todavía del cascaron de los prejuicios feudales y captar
el mundo actual dialécticamente.
Casi siempre está de
espaldas a la vida añorando el pasado, por eso abundan los historiadores, los
arqueólogos, los catalogadores de vejeces”.
“Latorre, más bien
despuntó como periodista. No fue un columnista ni editorialista que desata
apasionadas discusiones, o se lanza a la palestra del polemista. Era el
comentarista que arroja la piedra al techo de cristal del vecino pero sin
ocultar la mano”.
En otro lugar Román
Saavedra escribe:“Los periodistas por
antonomasia dentro del aporte cultural cusqueño, son indudablemente, Roberto
Latorre y Pacho Fierro. El primero era el periodista aguijoneado por una inquietud
constante y un descontento de nuestro plantel mediocre de intelectuales en
barbecho. Tenía naturaleza de mastín de caza, olfato fino para rastrear el
suceso escurridizo; ojos penetrantes para dar en el blanco de los
acontecimientos. Sin pelos en la lengua ni eufemismos de pudibundo. Un
rajatablas con entrañable angustia de enderezar entuertos y anegado de un amor
encendido por y para el Cusco. Desesperado y agonista por condenar el cuzqueñismo
de simulacro y exhibir, más bien, el meollo auténtico de nuestra ruta
intelectual, de nuestras pequeñas y grandes cosas en su desnudez rutilante, en
su humilde plenitud, en su miseria y en su grandeza heroica. Un Cusco, en fin,
no para uso de turistas, sino para el amor filial de los cusqueños”.
“Manuel Gonzáles Prada”.
Revista “KOSKO” Nº 7 (22-7-1924)
“Calca, el valle de
Lares” “Kosko” Nº 9 (7-8-1924)
“Anta” “Kosko” Nº 10
(15-8-1924)
“Anarquismo” Kosko Nº 11.
(11-8-1924)
“Porqué se roba” Kosko Nº
12 (30-8-1924)
“Crónicas Pequeñas” Kosko
Nº 17 (15-10-1924)
“Matices Keswas; La Tinka , La Vigilia ” Kosko Nº 21 (15-11-1924)
“Vinculo Andino”. Kosko
Nº 27 (7-1-1925)
“Pedido de amnistía”
Kosko Nº 36 (22-3-1925)
“Sensaciones”. Kosko
Nº 40 (30-4-1925)
“Ataque a los
filántropos” Kosko Nº 48 (22-10-1925)
“El Poema del Pan”, Kosko
Nº 50
(30-7-1925)
“Pequeños poemas:
Bohemia, la gota de agua” Kosko Nº 51
(25-8-1925)
“Pequeños poemas” Kosko
Nº 52 (22-8-1925)
“Adelante, no atrás” “La Sierra ” Nº 11 Cusco
diciembre de 1925.
“El Suicida” Kosko
Nº 63
(30-12-1925)
“Remordimiento” (cuento).
y “Los hijos” (poema) “kuntur”1 Nº 1
octubre de 1927.
“Un artículo de Tristán
Maroff” y “un títere gramatical” KUNTUR Nº 2 enero de 1928.
“Snob revolucinarista”.
MERIDIANO Nº 3-4 La Paz Bolivia (marzo
abril de 1929)
“Nota de Arte, las
pinturas peruanas de Martínez Málaga” El Sol (1-1-1930)
“Pendones de Chichería”
El Sol. (28-7-1930)
“A Machupicchu de paseo”
El Sol (10-8-1930)
“Bibliografía, Jirones
Kollavinos de Gloria Serrano y Crespo Gastelú” Kosko Nº 64 (10-7-1934)
“Bibliografía, El Collao
de Alejandro Peralta”. Kosko Nº 67 (12-8-1934)
Dos cuentos sur-peruanos
“partida de Sico el Shiringuero” y Casas de indios” El Sol 28-7-1935.
“Cartas a la montaña, una
excursión al Cachití”. Rev. del IAA Nº 1 1942
“El Arte en la escuela”
Rev. del IAA Nº 3, 1944.
“El alfabeto oficial del
idioma Qheswa”. Rev. IAA Nº 5, 1947.
“Paucartambo, el hermoso
pueblo”. Rev. del IAA. Nº 6 1952.
Tuesday, March 19, 2013
JOSE GABRIEL COSIO MEDINA, ESCRITOR CUSQUEÑO
José Gabriel Cosió Medina, fue otro de los preclaros
hombres de nuestra tierra. Dueño de un privilegiado intelecto que abarcó
valiosos conocimientos en las ramas de la Historia, Arqueología, Pedagogía y,
sobre todo, tuvo un profundo dominio de la lengua castellana. Crítico mordaz,
daba tanto palos que no dejaba hueso sano, zurrándose de lo lindo
en cuanto autorzuelo se pusiera bajo el fuego de su puntería.
Nació en Accha Paruro, el 18 de Marzo de 1887, estudió en
la Universidad San Antonio Abad, graduándose de Doctor en Filosofía,
Historia y Letras. Se inició en el magisterio en 1909 siendo profesor de
Castellano y Literatura; luego fue catedrático de la Universidad del Cusco;
Director de los colegios nacionales: San Carlos de Puno, San Juan de Trujillo y
Colegio Nacional de Ciencias del Cusco.
En 1909 fue uno de los fundadores de la “Asociación
Universitaria” organismo representativo del estudiantado antoniano de ese
entonces que propugnó la primera huelga universitaria.
Al reabrirse la universidad, Cosio fue secretario del
Rector Dr. Alberto Giesecke y formó parte de la redacción de la Revista
Universitaria y la revista “La Sierra” del Cusco.
En 1912 fue delegado del gobierno peruano y de la
Sociedad Geográfica de Lima ante la expedición científica de la Universidad de Yale (USA), dirigida por Hiram
Bingham.
Fue, también, regidor de la Municipalidad Provincial del
Cusco; miembro activo de la Beneficencia Pública del Cusco; socio fundador del
Instituto Americano de Arte y presidente del Rotary Club del Cusco.
Periodista y escritor, escribía con los seudónimos de
“Maese Raparos” y “Maese Nicolás”. Su obra se encuentra dispersa en artículos
periodísticos en los diarios “El Sol” y “El Comercio”, en la Revista
Universitaria y la revista del Instituto Americano de Arte.
Fue autor de las monografías: “La civilización Inca
comparada con las civilizaciones del Antiguo oriente”; “El americanismo
literario”; “El Cusco Histórico Monumental”; “Sobre Historia y Arqueología”,
etc.
El Dr. Cosio fue, también, autoridad indiscutible en el
tema de arqueología cusqueña y mostró especial interés en la conservación del
patrimonio cultural y artístico en artículos periodísticos como: “El enigma del
Machupicchu”, publicado en El Sol, noviembre de 1929 y muchos otros que sería
largo enumerar.
Se interesó, también, por aspectos históricos tales como
“Escritores Americanos” serie de artículos aparecidos en El Sol, 1935; Próceres
Cusqueños en la campaña de Pumaccahua; “Los dos Túpac Amaru” publicado el 18 de
marzo de 1955; “Ladislao Espinar en la acción de San Francisco”, El Sol
Nov. 1947; “Mancio Sierra de Leguízamo” abril de 1956; “La Maria Angola o de la
Asunción del Cusco”, una
campana histórica y tradicional”, etc.
Acerca de la historia de la Universidad Nacional de San
Antonio Abad del Cusco, José Gabriel Cosio, publicó una serie de artículos en
El Comercio de Cusco, entre julio y setiembre de 1945, los cuales deberán ser
reeditados por nuestra primera casa de estudios.
El Dr. José Gabriel Cosio, fue eminente garcilasista,
tuvo una destacadísima labor en la difusión de la vida y obra del
cronista mestizo al conmemorarse el Cuarto Centenario de su nacimiento (1939);
en el diario “El Comercio” del Cusco en la sección “Acotaciones”, publicó 170
crónicas en el transcurso de ese año.
El Dr. Cosio se trazó como objetivos la impresión de los
Comentarios Reales en edición popular, la erección de un monumento a Garcilaso
en el Cusco, la adquisición de la casa en que nació el insigne historiador,
para designarla como museo y local para la facultad de letras de nuestra
universidad.
Los 170 artículos aludidos anteriormente deben ser
compilados en un libro y publicador por la Municipalidad y por algunas
entidades culturales; para evitar que malos intelectuales acudan a la innoble
práctica del plagio de tan importante y rica cantera de conocimientos.
Tal como sucediera, con los libros de texto para enseñanza secundaria,
publicados por este autor y que fueran plagiados impunemente.
Como literato y estudioso de la lengua castellana, fue un
incansable lector de “El Quijote” y de los autores del “Siglo de Oro” español.
A lo largo de 50 años publicó numerosísimos artículos, algunos de los cuales
son:
“La lengua y la Literatura Quechua” (consideraciones
sobre algunos dramas) “El Comercio julio 1930”.
“Escritores Americanos: Don Juan Montalvo” EL Sol, julio
1935.
“La Literatura Incaica”. La Crónica, Lima 23 de mayo de
1934.
“La Cristiada”. Comentario de la primera edición peruana
de esta obra. El Comercio, 1º enero de 1946.
"Un tercero en discordia y maese reparos en Solfa”,
El Sol 1955, acerca de cómo debe escribirse el nombre quechua del conejillo de
indias (cuy, cuye, cowe o ccohue).
“viejo pleito ex humado”, El Sol, setiembre de 1956, acerca, nada menos que del
nombre del Cusco. “En aquellos tiempos -dice el doctor Cosio en este artículo-
comenzó a medrar como mala hierva en los eriales; en vicio ortográfico de
escribir el nombre de esta sagrada tierra de los Incas con el silbante, silbosa
o sibilante “s”, estampando “Cusco” en vez de “Cuzco”, como se hacia 350 años
desde que los barbados españoles llegaron por estos trigos”, agregando después
que esta audacia tuvo origen foráneo y que se debía escribir Cuzco con esa “z”,
decente, alta y pintoresca. Tal parece que de vivir don José Gabriel no suscribiría
el edicto municipal que optó por la “s”.
Como educador y pedagogo legó a la posterioridad sus
memorias anuales que como director de importantes centros escolares hizo
publicas, dando a conocer en ellas sus puntos de vista en cuanto a pedagogía y
mejoramiento de la docencia se refiere.
Después del terremoto que sacudió el Cusco en 1950, el
Dr. Cosio se dedicó a la noble tarea de colaborar, desde sus columnas
periodísticas: “Comentarios”, “El Día” y “Acotaciones”, a la campaña de
reconstrucción de los templos, casonas coloniales y obras de arte, protestando
contra las demoliciones indiscriminadas.
Son frutos de esta época, entre otros, los artículos:
“Sobre la Iglesia de San Pedro”; “El templo de las
Nazarenas Descalzas”, “La casa de los Martínez Concha”; “Los Puentes Coloniales
del Cusco”; “La Reconstrucción de
los Portales de la Plaza de Armas”; todos ellos fechados
después del siniestro movimiento telúrico.
Este ilustre varón que fuera llamado “El
cusqueño-cusqueñista”, falleció el 23 de Noviembre de 1960, en la ciudad
de Lima, no pudiendo su pueblo natal tributarle el merecido homenaje postrero. Pero,
cosa inusual “en estos trigos”, el Cusco entero le rindió en vida un
multitudinario homenaje; recibió las “Palmas Magisteriales”, y estampó su firma
en el libro de Oro de la Municipalidad. Años después se dio un nombre a un
Colegio y a una avenida de nuestra ciudad.
El Instituto Americano de Arte; entidad de la que fuera
uno de sus fundadores, le rindió un sentido homenaje póstumo en el décimo
número su revista; en ella, el distinguido intelectual Dr. Luis Felipe Paredes
recordó así a su amigo y condiscípulo:
“Prosador brillante y vigoroso, elegante y sutil, como
conocedor profundo que era de los secretos y reconditeces del idioma
castellano, dio a publicidad en estilo terso y galano, valiosísimos estudios de
crítica literaria y de índole histórica, que por su importancia excepcional y
su intrínseco valor, le consagraron como el patriarca de las letras cusqueñas
cuyo cetro mantuvo con erguida gallardía, desde hacía muchos años, hasta el día
de su muerte, en el estilo de Cervantes, a cuya genial obra dedicó estudios
enjundiosos”.
“Para finalizar -escribe Luis Felipe Paredes- diré que
Cosio fue un hombre modesto por naturaleza, no por simulación ni fingimiento y
que él nunca buscó honores, los honores lo buscaron a él en su casa, en
el retiro de su hogar modelo.
Otro de sus amigos y discípulos en este arte del
escribir, el periodista y crítico de arte Julio G. Gutiérrez L, se sumó a este
homenaje del Instituto Americano de Arte con las siguientes frases:
“Su larga y fecunda vida estuvo dedicada por entero al
estudio y la enseñanza. Estudió con ardor hasta acopiar una profunda y copiosa
erudición y enseñó con desprendimiento socrático y cristiana abnegación. Sus
discípulos forman legión. En más de medio siglo de apostolado magisterial,
cincuenta promociones y millares de alumnos recibieron en su espíritu, la
simiente promisora de su palabra”.
“Cosio fue maestro en muchas cosas, pero sobre todo,
maestro en el buen decir. A él le debemos ahora el poder escribir con
corrección, con ortografía y con gramática. Ejerció en cierto modo el
magisterio reparador, la guardianía, a veces severa, del buen gusto y de la
gaya ciencia”.
“Esgrimió la ironía al modo de una fina fusta o como un
estilete que causaba escozor en la piel de quienes caían bajo sus golpes. ¡Y
cuánta falta nos hace ahora!”.
Así despidieron entonces, al Dr. Cosio los intelectuales
cusqueños agrupados en la IAA.
Por su parte, Román Saavedra, el temido panfletario de la Revista Kuntur, decía: “José
Gabriel Cosio fue juzgado acremente por sus tendencias hispanizantes y su aire
de dómine del “buen decir”, pero se olvida con frecuencia su cariño raigal por
todo lo cusqueño, por su historia, por sus hombres o su paisaje”.
“No es todavía –prosigue Saavedra- el momento de juzgar
la obra múltiple de este ilustre hombre de letras del Cusco, solamente en forma
provisional, podemos afirmar que su aporte cultural, fue fundamental para la
formación de la conciencia nacional. Maestro, crítico literario, historiador,
periodista, que tuvo algunas sonadas polémicas como por ejemplo con el
gramático español San Martí, sobre cuestiones filológicas”.
Esta es, pues, a grandes rasgos la vida y obra de José
Gabriel Cosio Medina, obra dispersa que las nuevas generaciones deben compilar
y rescatar del olvido.
BIBLIOGRAFIA
Diccionario Biográfico del Perú, Lima 1943.
Revista del IAA Nº 10
Revista “La Sierra”
Revista Universitaria
“Historia del Periodismo Cusqueño”, 1983, Luis Ángel
Aragón.
Colección de recortes y artículos del archivo de la Biblioteca y Hemeroteca de Julio G. Gutiérrez
Loayza.
NOTA:
(Este
artículo forma parte del libro "Cusqueños Ilustres", de Julio A.
Gutiérrez Samanez.
Cite la
fuente, evite el plagio)
Sunday, December 25, 2011
EL APORTE CUSQUEÑO A LA CULTURA NACIONAL
El Cusco y los cusqueños aportaron en gran medida a la cultura nacional; desde el egregio cronista historiador Inca Garcilaso de la Vega quien, todavía en el siglo XVII, revalorar y rescatara la historia del incario, a la importante obra del “El Lunarejo”, que transcendió las fronteras del Perú colonial y la obra de recopilación de el drama “Ollantay” realizada por el padre Antonio Valdez.
En el siglo XIX empezó a gestarse un movimiento que caracterizó el aporte cusqueño a la cultura peruana el indigenismo.
Narciso Aréstegui, con su novela El Padre Horán (1848), inició la literatura indigenistas esa primera generación de indigenistas, estuvieron Pio Benigno Meza y José Palacios, el Director de “El Museo Erudito”, un periódico que marcó época; corresponden a aquella etapa la obra cultural de la primera mujer universitaria del Perú doña Trinidad Enríquez, y la obra señera de Clorinda Matto de Turner, con sus novelas “Aves Sin Nido”, “Índole” y “Herencia”, y su valiente actuación política e intelectual junto con González Prada en Lima, logró insertar el problema del indio en la literatura y la política nacionales. Clorinda en el exilio alcanzó renombre universal al dirigir en Buenos Aires “El Búcaro Americano” y recorrió Europa nimbada por la gloria. Después de la Revolución pierolista de 1895, una nueva generación de indigenistas inauguró sus acciones, Félix Evaristo Castro fundó “El Comercio” (1896). Los nuevos indigenistas se nuclearon en el Centro Científico del Cusco fundado en (1897). Sus mentores fueron en Coronel Pedro José Carrión Prefecto del Cusco, José Lucas Caparó Muñiz, Antonio Lorena, Fortunato L. Herrera, Ángel Vega Enríquez, Luis María Robledo y Eusebio Corazao. Corazao demostró unos teoremas geométricos que fueron acogidos por la ciencia internacional, elogiados por el sabio Federico Villareal y estudiados en la Sorbona de París. Lorena y Herrera introdujeron la Arqueología, la Antropología Física y el estudio de la cultura nativa viviente. Lorena había estudiado en Francia. En 1901 Ángel Vega Enríquez fundó “El Sol”. El Centro Científico publicó, entre 1898 y 1907, trece números de su Boletín Científico, que fue acogido en los principales cenáculos de la cultura del país.
En 1909 insurgió una nueva generación que protagonizó la primera huelga universitaria y publicó la revista “La Sierra”, fueron participantes Demetrio Corazao, Uriel García, Luis E Valcárcel, Romualdo Aguilar, José Gabriel Cosio, Félix Cosio y Rafael Aguilar, entre otros. Esta generación fue la que tuvo un mayor impacto y larga influencia en la formación de la cultura peruana. Bajo el patrocinio el Rector norteamericano Alberto Giesecke y el influjo del descubrimiento de Machupicchu en 1911, crearon la Revista Universitaria, el museo Arqueológico e iniciaron el estudio científico de nuestro pasado.
Por esos años también se inició el indigenismo artístico con Francisco González Gamarra pintor que triunfó en París y Nueva York en 1915; Benjamín Mendizábal, escritor talentoso que estudió y cosechó triunfos en Roma en 1916; Leandro Alviña autor de sus famosas tesis sobre la música incaica; Uriel García autor de una tesis sobre el Arte Incaico. En 1919, Sabogal, el creador del indigenismo pictórico llegó al Cusco procedente de la Argentina, pintó nuestro paisaje, costumbres y expuso, por primera vez en Lima, temas nativos indígenas.
En 1920, se realizó en el Cusco el Primer Congreso de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP) bajo la presidencia de Haya de la Torre; como consecuencia de este magno evento se crearon las universidades populares, se predicó la reforma universitaria y el descentralismo.
En 1923, una delegación artística presidida por Luis E. Valcárcel viajó a la Paz, Buenos Aires y Montevideo, hecho que dio lugar a que estudiosos americanistas, difundieron aspectos de nuestra cultura en el extranjero, entre ellos, el célebre peruanista argentino Ricardo Rojas, autor de “El Titán de los Andes”. Todo el itinerario y los comentarios periodísticos fueron periodísticos por Valcárcel en “Incánida”.
En 1924, se fundó la Universidad Popular del Cusco y la revista “Kosko”, que precedió al “Boletín Titicaca de Puno” y “Amauta” de Lima en la prédica del indigenismo, el socialismo y las ideas de vanguardia. Fueron sus Directores Roberto Latorre, Luis Yábar Palacios y Luis Felipe Paredes.
En 1926 Luis E. Valcárcel fundó el grupo “Resurgimiento” que participó en la redacción de Amauta, la revista de Mariátegui en Lima. En 1927, insurgió otra generación indigenista que realizó la segunda huelga universitaria cusqueña; como consecuencia salió la revista “Kuntur” del grupo Ande, dirigida por Román Saavedra, Oscar Rozas, Sergio “Caller, Rafael Tupayachi, Julio G. Gutiérrez y otros. El Gobierno clausuró la revista y persiguió a inspiradores. En Lima intelectual cusqueños dirigidos por J. Guillen Guevara fundaron “la Sierra” revista q tuvo impacto continental en la difusión del indigenismo. Por esos años aparecieron dos publicaciones señeras de la cultura cusqueña “Tempestad los Andes” de Valcárcel y “El Nuevo indio” de Uriel García. También Lizano Caller, publicó su novela “Qori Champi”.
Como consecuencia del artículo “Nosotros los Indios” de José Ángel Escalante, periodistas y diputado cusqueño se desató la famosa polémica del indigenismo, en la que intervinieron los pensadores representativos de la nacionalidad José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez; Enrique López Albújar y otros. En 1921 el pintor cusqueño Francisco Olazo expuso su obra con éxito en París.
El año 34 se celebró el Cuarto Centenario de la Fundación Español del Cusco, atrayendo sobre nuestra ciudad el interés de la Prensa y la Inteligencia Nacional. En 1937, como un acuerdo tomado en un Congreso en Buenos Aires, Uriel García fundó el Instituto Americano de Arte, integrado por Rafael Aguilar, José Gabriel Cosio, Roberto Latorre, Víctor Navarro Del Águila, Humberto Vida Román Saavedra, Luis F. Paredes, Julio G. Gutiérrez, Alfredo Yépez Miranda Martín Chambi y otros. La institución hasta hoy, publicó 14 números de su revista y ha coleccionado un valioso Museo de Arte Popular. Uno de su aportes sustanciales a la nacionalidad a la cultura peruana fue la creación de “Día del Cusco” y la escenificación de “Inti Raymi” en 1944, sin duda son los valores que han internacionalizado la peruanidad.
Otros aportes cusqueños fueron: L revista “Wamán Puma” de Navarro de Águila, introductor del estudio científico del Folklore; la revista “Tradición”, del investigador social Efraín Morote Best; la revista de Arqueología, la revista “letras” fundada por Luis Nieto Miranda y la revista del Archivo Histórico.
En la Historia, son significativos lo estudios de Julián Santisteban Ochoa, Horacio Villanueva, Manuel E. Cuadros, Jorge Cornejo Bouroncle, Víctor Angles y José Tamayo Herrera, En Historia de Arte, son conocidas las obras de Julio G. Gutiérrez y Teófilo Benavente.
En el campo de las ciencia sociales, es notorio el aporte del creador de la etno historia en el Perú, Dr. Luis E, Valcárcel, autor de “La ruta Cultural del Perú” y “Memorias”. En Arqueología, Antropología y Sociología recordemos a Luis A. Pardo, Manuel Chávez Ballón, Oscar Núñez del Prado, Luis Barreda Murillo, Jorge Flores Ochoa, Abraham Valencia, Demetrio Roca y Ricardo Valderrama.
En ciencias naturales destacarán los botánicos Fortunato L. Herrera, autor de “Cloris Cusquensis” y César Vargas Calderón, el investigador empírico Ángel Yábar, la bióloga Laura Guevara Ochoa y el Ingeniero Oscar Blanco. En Geología El Dr. Carlos Kalafatovich. En los estudios de Biología Molecular destaca en el Japón el joven ingeniero Carlos del Carpio Muñoz.
En física son conocidos los estudios de Antero Bueno quien fuera catedrático de la universidad en EE.UU. En Química destaca la obra de Oswaldo Baca Mendoza, cuyo nuevo sistema Periódico de los Elementos Químicos, fue reconocido como el mayor aporte peruano a la ciencia de Mendeleiev.
En el terreno de las Bellas Artes, se conoce la obra de los cuatro grandes de la música cusqueña: Roberto Ojeda, Juan de Dios Aguirre, Baltasar Zegarra y Francisco González Gamarra, a ellos se suma la obra y trascendencia de Armando Guevara Ochoa y de los musicólogos Policarpo Caballero y Eleodoro Justiniani. En Artes Plásticas destacaron Francisco González Gamarra, B. Mendizábal, Francisco Olazo, Mariano Santos Lira, Justo Béjar, Juan Bravo, F Olivera, Alberto Quintanilla, Machicado, José Carlos Gutiérrez y la obra promotora de la Escuela de Bellas Artes.
En Arquitectura es de recordar la obra del reconstructor del Cusco Arquitecto Oscar Ladrón de Guevara. En fotografía junto con el universalmente conocido Martín Chambi tenemos a Figueroa Aznar, los hermanos Cabrera, González, Miguel Chani y Eulogio Nishiyama.
En el cine se recuerda a los creadores de “Kukuli”, primer largometraje peruano: Nishiyama, Villanueva, Figueroa, Lizardo Pérez, Manuel y Víctor Chambi. Ahora son de nombrarse los cineastas José Carlos Huayhuaca, Vignati y Federico García. En poesía los poetas Rafael Aguilar, Luis Nieto Miranda, Gustavo Pérez Ocampo, Raúl Brozovich, los hermanos Jara Eguileta y Andrés Alencastre.
En la narrativa destacaron José Ángel Escalante, Luis F. Paredes, Roberto Latorre, Rubén Sueldo Guevara, Alfredo Yépez Miranda, Ángel Avendaño, Julio Miranda y los talentosos jóvenes Enrique Rozas, Luis Nieto Degregori, Mario Guevara y Jaime Pantigozo.
En la Jurisprudencia el Dr. Alcides F. Estrada y en la Diplomacia la Dra. Carmela Aguilar Ayans. En Lingüística y el idioma Quechua: David Samanez, Santiago Astete Chocano, Andrés Alencastre, Faustino Espinoza, Juan de la Cruz Salas y Jorge Lira.
Finalmente en el arte popular es de reconocimiento universal la obra de Hilario Mendívil, Antonio Olave, Santiago Rojas, Edilberto Mérida, los esposos Sierra Palomino. Mérida recibió un doctorado Honoris Causa en los EE.UU. Estos artistas de origen popular con su talento dan representatividad nacional al arte cusqueño.
Lamento que en esa apretada síntesis haya olvidado nombres y hechos importantes, pero he querido demostrar el valiosísimo aporte del Cusco a la forja de la cultura nacional que ha servido como fuente de inspiración para construir la identidad continental americana en las obras de Vizcardo y Guzmán, Simón Bolívar, Pablo Neruda y José María Arguedas. Estas constataciones deben motivarnos a tomar conciencia de la trascendencia de la inteligencia cusqueña y estar orgullosos de ello, para transmitir a las nuevas generaciones valores que sean alicientes para superar errores y falsos paradigmas, como la proverbial envidia entre cusqueños, para lograr en el futuro inmediato que esta ciudad histórica sea capital cultural del subcontinente y, porque no, una ciudad con autonomía de Estado y representación diplomática ante las Naciones Unidas: como lo son hoy: El Vaticano, Liechtenstein, Kuwait, Singapur o San Marino.
Sunday, November 27, 2011
JOSE GABRIEL COSIO MEDINA
José Gabriel Cosió Medina, fue otro de los preclaros
hombres de nuestra tierra. Dueño de un privilegiado intelecto que abarcó
valiosos conocimientos en las ramas de la Historia, Arqueología, Pedagogía y,
sobre todo, tuvo un profundo dominio de la lengua castellana. Crítico mordaz,
daba tanto palos que no dejaba hueso
sano, zurrándose de lo lindo en cuanto
autorzuelo se pusiera bajo el fuego de su puntería.
Nació en Accha Paruro, el 18 de Marzo de 1887, estudió en
la Universidad San Antonio Abad,
graduándose de Doctor en Filosofía, Historia y Letras. Se inició en el
magisterio en 1909 siendo profesor de Castellano y Literatura; luego fue catedrático
de la Universidad del Cusco; Director de los colegios nacionales: San Carlos de
Puno, San Juan de Trujillo y Colegio Nacional de Ciencias del Cusco.
En 1909 fue uno de los fundadores de la “Asociación Universitaria”
organismo representativo del estudiantado antoniano de ese entonces que propugnó
la primera huelga universitaria.
Al reabrirse la universidad, Cosio fue secretario del Rector
Dr. Alberto Giesecke y formó parte de la redacción de la Revista Universitaria
y la revista “La Sierra” del Cusco.
En 1912 fue delegado del gobierno peruano y de la Sociedad
Geográfica de Lima ante la expedición científica de la Universidad de Yale
(USA), dirigida por Hiram Bingham.
Fue, también, regidor de la Municipalidad Provincial del
Cusco; miembro activo de la Beneficencia Pública del Cusco; socio fundador del
Instituto Americano de Arte y presidente del Rotary Club del Cusco.
Periodista y escritor, escribía con los seudónimos de
“Maese Raparos” y “Maese Nicolás”. Su obra se encuentra dispersa en artículos
periodísticos en los diarios “El Sol” y “El Comercio”, en la Revista Universitaria
y la revista del Instituto Americano de Arte.
Fue autor de las monografías: “La civilización Inca comparada
con las civilizaciones del Antiguo oriente”; “El americanismo literario”; “El
Cusco Histórico Monumental”; “Sobre Historia y Arqueología”, etc.
El Dr. Cosio fue, también, autoridad indiscutible en el
tema de arqueología cusqueña y mostró especial interés en la conservación del
patrimonio cultural y artístico en artículos periodísticos como: “El enigma del
Machupicchu”, publicado en El Sol, noviembre de 1929 y muchos otros que sería
largo enumerar.
Se interesó, también, por aspectos históricos tales como “Escritores
Americanos” serie de artículos aparecidos en El Sol, 1935; Próceres Cusqueños
en la campaña de Pumaccahua; “Los dos Túpac Amaru” publicado el 18 de marzo de
1955; “Ladislao Espinar en la acción de
San Francisco”, El Sol Nov. 1947; “Mancio Sierra de Leguízamo” abril de
1956; “La Maria Angola
o de la Asunción
del Cusco”, una campana histórica y
tradicional”, etc.
Acerca de la historia de la Universidad Nacional de San
Antonio Abad del Cusco, José Gabriel Cosio, publicó una serie de artículos en
El Comercio de Cusco, entre julio y setiembre de 1945, los cuales deberán ser
reeditados por nuestra primera casa de estudios.
El Dr. José Gabriel Cosio, fue eminente garcilasista, tuvo
una destacadísima labor en la difusión de la vida y obra del cronista mestizo al conmemorarse el Cuarto
Centenario de su nacimiento (1939); en el diario “El Comercio” del Cusco en la
sección “Acotaciones”, publicó 170 crónicas en el transcurso de ese año.
El Dr. Cosio se trazó como objetivos la impresión de los
Comentarios Reales en edición popular, la erección de un monumento a Garcilaso
en el Cusco, la adquisición de la casa en que nació el insigne historiador, para
designarla como museo y local para la
facultad de letras de nuestra universidad.
Los 170 artículos aludidos anteriormente deben ser
compilados en un libro y publicador por la Municipalidad y por algunas
entidades culturales; para evitar que malos intelectuales acudan a la innoble
práctica del plagio de tan importante y rica cantera de conocimientos. Tal como sucediera,
con los libros de texto para enseñanza secundaria, publicados por este autor y
que fueran plagiados impunemente.
Como literato y estudioso de la lengua castellana, fue un
incansable lector de “El Quijote” y de los autores del “Siglo de Oro” español. A
lo largo de 50 años publicó numerosísimos artículos, algunos de los cuales son:
“La lengua y la Literatura Quechua” (consideraciones
sobre algunos dramas) “El Comercio julio 1930”.
“Escritores Americanos: Don Juan Montalvo” EL Sol, julio
1935.
“La Literatura Incaica”. La Crónica, Lima 23 de mayo de
1934.
“La Cristiada ”.
Comentario de la primera edición peruana de esta obra. El Comercio, 1º enero de
1946.
"Un tercero en discordia y maese reparos en Solfa”,
El Sol 1955, acerca de cómo debe escribirse el nombre quechua del conejillo de
indias (cuy, cuye, cowe o ccohue).
“viejo pleito ex humado”, El Sol, setiembre de 1956, a cerca, nada menos
que del nombre del Cusco. “En aquellos tiempos -dice el doctor Cosio en este
artículo- comenzó a medrar como mala hierva en los eriales; en vicio
ortográfico de escribir el nombre de esta sagrada tierra de los Incas con el
silbante, silbosa o sibilante “s”, estampando “Cusco” en vez de “Cuzco”, como
se hacia 350 años desde que los barbados españoles llegaron por estos trigos”,
agregando después que esta audacia tuvo origen foráneo y que se debía escribir
Cuzco con esa “z”, decente, alta y pintoresca. Tal parece que de vivir don José
Gabriel no suscribiría el edicto municipal que optó por la “s”.
Como educador y pedagogo legó a la posterioridad sus
memorias anuales que como director de importantes centros escolares hizo
publicas, dando a conocer en ellas sus puntos de vista en cuanto a pedagogía y
mejoramiento de la docencia se refiere.
Después del terremoto que sacudió el Cusco en 1950, el
Dr. Cosio se dedicó a la noble tarea de colaborar, desde sus columnas
periodísticas: “Comentarios”, “El Día” y “Acotaciones”, a la campaña de
reconstrucción de los templos, casonas coloniales y obras de arte, protestando
contra las demoliciones indiscriminadas.
Son frutos de esta época, entre otros, los artículos:
“Sobre la Iglesia
de San Pedro”; “El templo de las Nazarenas Descalzas”, “La casa de los Martínez
Concha”; “Los Puentes Coloniales del Cusco”; “La Reconstrucción de
los Portales de la Plaza
de Armas”; todos ellos fechados después del siniestro movimiento telúrico.
Este ilustre varón que fuera llamado “El
cusqueño-cusqueñista”, falleció el 23 de Noviembre de 1960, en la ciudad de Lima, no pudiendo su
pueblo natal tributarle el merecido homenaje postrero. Pero, cosa inusual “en
estos trigos”, el Cusco entero le rindió en vida un multitudinario homenaje;
recibió las “Palmas Magisteriales”, y estampó su firma en el libro de Oro de la
Municipalidad. Años después se dio un nombre a un Colegio y a una avenida de
nuestra ciudad.
El Instituto Americano de Arte; entidad de la que fuera
uno de sus fundadores, le rindió un sentido homenaje póstumo en el décimo
número su revista; en ella, el distinguido intelectual Dr. Luis Felipe Paredes
recordó así a su amigo y condiscípulo:
“Prosador brillante y vigoroso, elegante y sutil, como
conocedor profundo que era de los secretos y reconditeces del idioma castellano,
dio a publicidad en estilo terso y galano, valiosísimos estudios de crítica
literaria y de índole histórica, que por su importancia excepcional y su
intrínseco valor, le consagraron como el patriarca de las letras cusqueñas cuyo
cetro mantuvo con erguida gallardía, desde hacía muchos años, hasta el día de
su muerte, en el estilo de Cervantes, a cuya genial obra dedicó estudios
enjundiosos”.
“Para finalizar -escribe Luis Felipe Paredes- diré que
Cosio fue un hombre modesto por naturaleza, no por simulación ni fingimiento y
que él nunca buscó honores, los honores
lo buscaron a él en su casa, en el retiro de su hogar modelo.
Otro de sus amigos y discípulos en este arte del
escribir, el periodista y crítico de arte Julio G. Gutiérrez L, se sumó a este homenaje
del Instituto Americano de Arte con las siguientes frases:
“Su larga y fecunda vida estuvo dedicada por entero al
estudio y la enseñanza. Estudió con ardor hasta acopiar una profunda y copiosa
erudición y enseñó con desprendimiento socrático y cristiana abnegación. Sus
discípulos forman legión. En más de medio siglo de apostolado magisterial,
cincuenta promociones y millares de alumnos recibieron en su espíritu, la
simiente promisora de su palabra”.
“Cosio fue maestro en muchas cosas, pero sobre todo,
maestro en el buen decir. A él le debemos ahora el poder escribir con
corrección, con ortografía y con gramática. Ejerció en cierto modo el
magisterio reparador, la guardianía, a veces severa, del buen gusto y de la
gaya ciencia”.
“Esgrimió la ironía al modo de una fina fusta o como un
estilete que causaba escozor en la piel de quienes caían bajo sus golpes. ¡Y
cuánta falta nos hace ahora!”.
Así despidieron entonces, al Dr. Cosio los intelectuales
cusqueños agrupados en la IAA.
Por su parte, Román Saavedra, el temido panfletario de la Revista Kuntur ,
decía: “José Gabriel Cosio fue juzgado acremente por sus tendencias
hispanizantes y su aire de dómine del “buen decir”, pero se olvida con
frecuencia su cariño raigal por todo lo cusqueño, por su historia, por sus
hombres o su paisaje”.
“No es todavía –prosigue Saavedra- el momento de juzgar
la obra múltiple de este ilustre hombre de letras del Cusco, solamente en forma
provisional, podemos afirmar que su aporte cultural, fue fundamental para la
formación de la conciencia nacional. Maestro, crítico literario, historiador,
periodista, que tuvo algunas sonadas polémicas como por ejemplo con el
gramático español San Martí, sobre cuestiones filológicas”.
Esta es, pues, a grandes rasgos la vida y obra de José
Gabriel Cosio Medina, obra dispersa que las nuevas generaciones deben compilar
y rescatar del olvido.
BIBLIOGRAFIA
Diccionario Biográfico del Perú, Lima 1943.
Revista del IAA Nº 10
Revista “La Sierra”
Revista Universitaria
“Historia del Periodismo Cusqueño”, 1983, Luis Ángel
Aragón.
Colección de recortes y artículos del archivo de la Biblioteca y Hemeroteca
de Julio G. Gutiérrez Loayza.
NOTA:
(Este artículo forma parte del libro "Cusqueños Ilustres", de Julio A. Gutiérrez Samanez.
Cite la fuente, evite el plagio)
ANTONIO LORENA Y CORNEJO, GALENO ILUSTRE
El Dr. Antonio Lorena y Cornejo, nacido en el Cusco a fines del pasado siglo, es el galeno más ilustre y esclarecido del Cusco republicano, hombre dotado de las más excelsas cualidades humanas; modestia, humanidad y sabiduría.
Con mucha justicia el Cusco, ha inmortalizado su memoria colocando su nombre al Hospital llamado “de los pobres” y a una importante avenida de nuestra ciudad.
La Universidad cusqueña dedicó un volumen entero de su revista a la memoria del Dr. Lorena en 1932, año de su fallecimiento. En las páginas de este número nos informamos a través, de las palabras dolientes de quienes acompañaron a su última morada, el Rector de ese entonces y el Catedrático en la ciudad de Lima, en la Escuela de Medicina de San Fernando, siendo más tarde miembro de la “Sociedad Fernandina”.
Regreso al Cusco, en 1879, año de la infausta guerra del Pacífico, dedicándose a la enseñanza como profesor en el Colegio de ciencias y después en la Universidad.
En 1891, preconiza una nueva ciencia aún no cultivada en el país: la sociología.
En 1893, explicó un fenómeno climatológico peculiar de la ciudad de Arequipa en el estudio titulado “las Nevadas”, explicación que atrae sobre sí la atención del mundo científico.
En 1897, fue fundador y primer presidente del Centro científico del Cusco y dirigió el famoso “boletín”, cuyos números ya casi han desaparecido.
En 1898, hace eco de los últimos alcances de la ciencia biológica y de la teoría de la evolución de Darwin, planteando la necesidad de revolucionar la enseñanza de la ciencia a la luz de los nuevos descubrimientos.
En 1899, gestiona y obtiene la creación del curso de Antropología en esta Universidad, muchísimo antes que esta cátedra se dictara en San Marcos, consagrándose a la enseñanza de este curso, materia en la que se perfeccionó en Perís en el año de 1898, habiendo sido alumno distinguido de los sabios Tópinard y Mortillet.
En 1908, fue Delegado Peruano ante el Primero Congreso Científico Pan-Americano, celebrado en Chile del 25 de Diciembre de 1908 al 5 de Enero de 1909, en esta oportunidad presentó su trabajo titulado “algunos materiales para la antropología del Cusco” y el estudio “Cranea Cuzquensis”, que mereció elogiosas críticas en los medios científicos internacionales.
En la segunda década del siglo colaboró en la Universidad en la gestión del Rector Dr. Albert Giesecke.
Mas tarde en 1920, representó al Perú en el congreso Médico de Montevideo en Uruguay.
En la Universidad Cusqueña, regentó las cátedras de Química Analítica, Zoología, Botánica, Anatomía, Fisiología, Antropología y Medicina Legal.
En 1924, en el Tercer Congreso Científico Pan-Americano, realizado en Lima presentó sus trabajos “Influencia de los asiáticos y polinesios en Sud América” y la “Interpretación de la mancha mongólica en las razas aborígenes del Continente Americano”.
En la Arqueología, mencionaremos su notable estudio “La medicina y la trepanación incaica”, donde de modo sucinto y franco enjuicia el estado rudimentario de la medicina incásica, llegando a afirmar sin ambages que esta era “mezcla común y monstruosa de supersticiones y de conocimientos empíricos de la virtud de algunos vegetales”, también en ese estudio enumera lasa enfermedades conocidas por los incas con sus nombres quechuas, así como los métodos, los remedios y los instrumentos quirúrgicos empleados en cada caso.
Valoró el alto grado de perfección a que llegaron los antiguos peruanos en la técnica de la momificación de los cadáveres. Este estudio nos ilustra también a cerca del carácter místico y supersticioso de las explicaciones que los antiguos peruanos daban al origen o patogenia de las enfermedades.
Sobre el tema de la trepanación el Dr. Lorena trata primero de los males cerebrales, luego de la cirugía y los instrumentos quirúrgicos usados y finalmente, analiza y clasifica los cráneos trepanados de acuerdo a sus orígenes y características.
Son otros trabajos del Dr. Lorena, los estudios siguientes: “Cronología geológica y arqueológica” 1913. “Apuntes para un estudio de Arqueología Regional” 1921, y un estudio antiguo (1886) en el que el Dr. Lorena se ocupó de la “Etiología del bocio y cretinismo en la hoya del Vilcamayo”.
En el campo de la Biología tenemos los estudios “las leguminosas arbóreas de Yucay” tratando de sus observaciones de las especies como la tara, la retama, el pisonay, etc. “El color de las flores y los frutos precoces” (1922), “Vegetales exóticos y adventicios del alrededor del Cusco” (1922), “La inmigración de los vegetales en la sección occidental del Cusco” (1924) “El eucalipto y su huésped”, refiriéndose a un ácaro que vive en el fruto del eucalipto y que ataca al oído del hombre produciendo sordera, esta es una de las primeras observaciones a cerca de esta especie arbórea importada de Australia y que lentamente viene transformando el paisaje cusqueño.
El sabio Antonio Lorena atento a la inquietud de su siglo no podía pasar por alto ni resistirse al movimiento liberador que las nuevas ideas, en el año de 1924 colaboró activamente en la famosa “Universidad Popular del Cusco”, que funcionó en escasos dos meses entregando cultura al pueblo trabajador y que fue clausurada a instancias del clero por la dictadura de Leguía. El Dr. Lorena había dictado el curso de Higiene, así nos informa la revista kosko en su número 4, trascrito en el libro “Así nació el Cusco Rojo” de Julio G. Gutiérrez Loayza. Pág. 14 (1986).
Este gran médico cusqueño fue un hombre caritativo y humanitario, ejercía con admirable pasión la ciencia del sabio griego Hipócrates de Cos, ofreciendo su mano salvadora y sus profundos conocimiento a ricos y pobres por igual, con particular deferencia para los desvalidos, a quienes no sólo atendía gratuitamente, sino que asistía hasta económicamente para que pudiesen comprar los medicamentos.