ROBERTO LATORRE MEDINA: GRAN ANIMADOR DE LA CULTURA
Escribe Julio Antonio Gutiérrez
Samanez
Entre los intelectuales
de las generaciones posteriores a la ilustre generación de la primera huelga
universitaria llamada con mucho acierto “Escuela Cusqueña” por el Dr. Francisco
García Calderón, encontramos al periodista, cuentista, escritor y político
Roberto Latorre Medina, cuyo Seudónimo fue Martín Paucar. Pocos intelectuales,
sin duda, han dejado tan profunda huella en sus generaciones como animadores de
la cultura y como luchadores sociales, dedicado su juventud a su fortuna y su
vida, a esos nobles menesteres, para ser después olvidados y desconocidos por
las nuevas generaciones.
El “pato” Latorre, como
lo llamaban cariñosamente sus amigos, fue un intelectual de primera fila, y
como lo describen sus contemporáneos, un hombre de especial temperamento y
amplitud de espíritu. Amigo de toda clase de personas, conocedor profundo del
alma humana, su sensibilidad exquisita lo llevó a concebir el Socialismo como
la panacea universal para solucionar todos los problemas del hombre.
Roberto Latorre, nació en
el Cusco el 2 de junio de 1897, sus padres fueron: José Manuel Latorre y María
Josefa Medina. Se casó con la señora Tula Luna, con quién tuvo dos hijas.
Hizo sus estudios
secundarios en el Colegio Nacional de Ciencias, luego los superiores en la Universidad de San
Antonio Abad, llegó a graduarse por ser “alérgico” al título profesional como
otros representantes de su generación.
Fundó el semanario “El
Ideal” en 1911.
En el año de 1913 trabajó
en “El Sol” como tipógrafo.
Viajó a La Paz , Bolivia en 1916, donde trabajó como obrero empacador en
una fábrica de velas. De regreso al Perú, fue cronista de El Sol en 1917,
llegando a ser Jefe de informaciones de éste diario en 1921.
En 1924, fundó la famosa
revista “KOSKO” que fue clausurada en enero de
1926, por el gobierno de Leguía que confinó a su Director y propietario
en la isla de San Lorenzo.
INDIGENISTA MILITANTE Y
GRAN CUSQUEÑISTA
Latorre, dejó en pie
hasta hoy en día, los ideales difundidos en esa gran tribuna de la cusqueñidad
que fue “KOSKO”, donde se foguearon nuevos valores del pensamiento y
confrontaron opiniones los cusqueños más esclarecidos de su época.
Entre los años de
1927-28, fue animador y colaborador de la Revista “Kuntur” editada por
estudiantes y maestros universitarios actores de la huelga universitaria del
27. En esos mismos años fue jefe de Redacción de “El Sol”. En Junio de 1929, ingresó a la primera Célula Comunista
del Cusco.
El 11 de marzo de 1932
por orden del gobierno de Sánchez Cerro fueron fusilados ocho marineros de la depuesta sublevación de la base de
Callao. El Perú entero protestó y el gobierno de la “Zoocracia y canibalismo”
arremetió contra el pueblo y sus dirigentes: “tras los sucesos -dice J.G.G.L-
la policía estrechó el cerco contra los comunistas, y esta vez cayeron otros
camaradas que venían eludiendo a los verdugos cerristas. Fue capturado Roberto
Latorre, ilustre periodista revolucionario, propulsor del arte y numerosas
instituciones y actividades culturales como el Grupo Cultural Cuzco y el
Instituto Americano de Arte, redactor de “El Comercio” y de “El Sol”, fundador
y director de la revista “Kosko” y colaborador de “Amauta” y de “Kuntur”.
Tenazmente perseguido por la policía cerrista que le había tendido una celada,
Roberto Latorre, anduvo durante meses, fugitivo por lejanas provincias del departamento,
como Paruro, donde captó costumbres, hábitos y notables expresiones culturales
de los campesinos siervos, en una de las zonas más deprimidas de la región. Por
fin lo atraparon los esbirros, y luego de un prolongado encierro fue enviado al
penal del Frontón y de allí, en compañía de otros presos de Lima y Arequipa
internado a la selva del Madre de Dios en julio de 1932. Esa vez, el camarada
Roberto, luego de llegar a Puerto Maldonado, se internó en las lejanías
selváticas hasta Iñapari y Bolpebra, pequeños poblados situados sobre el río
Acre, en el punto de concurrencia de las fronteras del Perú con el Brasil y
Bolivia. Como los otros presos comunistas, para salir del infierno verde tuvo
que dar una larguísima vuelta por el Beni y las pampas de Mojos, en territorio
boliviano, para llegar a La Paz, donde vivió exiliado con su familia, hasta
1934 en que regresó al Perú acogiéndose a la amnistía concedida por el general Benavides” (“Así nació el Cuzco Rojo”, Págs.
328 – 329).
En 1935, regresó al país y se dedicó a la
actividad comercial. Latorre, fue un
hombre-puente y enlace entre los intelectuales del sur andino y sus pares de la
república altiplánica de Bolivia; fue él quién hizo conocer a los poetas
jóvenes del grupo “Orcopata” de Puno
En 1936, ejerció el cargo de Secretario del
Concejo Provincia del Cusco.
Fue uno de los fundadores
y animadores del Instituto Americano de Arte en octubre de 1937, siendo, en años posteriores, uno de sus
presidentes. Durante una de sus estadías en Puno, organizó una filial del
Instituto Americano de Arte (24 de abril de1941) que subsiste hasta hoy.
Desde 1941, fue
administrador principal de Correos y Telégrafos del Cusco.
Este extraordinario
luchador social y animador de la cultura falleció el 1º de Abril de 1949. Todas las instituciones culturales del
Cusco, encabezadas por el Instituto Americano de Arte le rindieron un merecido homenaje.
Los intelectuales compañeros suyos, le dedicaron dolidas notas de prensa, ente
ellos Julio Pastor y Julio G. Gutiérrez, quien dedicó a la memoria del ilustre
periodista prematuramente fallecido el artículo intitulado “Nuestro Dolor es
viril” en El Sol el 4 de Abril de 1949.
KOSKO EL INDIGENISMO Y LA UNIVERSIDAD POPULAR
CUSQUEÑA
En el año de 1924, surgió la filial cusqueña de las
Universidades Populares, creadas por la Federación de Estudiantes del Perú (FEP),
en su Primer Congreso de 1918 en el
Cusco.
Ese año 24, salió la
revista KOSKO editada por Roberto Latorre y dirigida por Luis Yábar Palacio,
que al decir del autor de “Así nació el Cusco Rojo”: “… Iba a jugar un
importantísimo papel en la difusión de la literatura revolucionaria de la
primera post-guerra y en la orientación doctrinaria de importantes sectores de
la intelectualidad y de la juventud” (Pág. 11).
KOSKO informó sobre la
inauguración de las Universidades Populares González Prada, hecho ocurrido el
10 de mayo de 1924 en el salón de la Sociedad de Artesanos.
En el segundo número el
gran indigenista e historiador Dr. Luis E. Valcárcel, había escrito un artículo
con el título de “Socialismo”, induciendo a la juventud a estudiar esa nueva
doctrina, aunque, el maestro del indigenismo, posteriormente, decidió marchar
por otros caminos.
KOSKO informó de la gran
labor realizada en dos escasos meses por la Universidad Popular ,
en la que participaron dictando cursos de Castellano, Jenaro Fernández Baca;
Aritmética, Mariano Cárdenas Castro; Legislación del trabajo, Casiano Rado;
Economía Política, Alberto Delgado; Botiquín del Hogar, Guillermo Vallenas;
Geometría, Ricardo Santos; Constitución, Luis Villa; Leyes Penal y Civil, César
Muñiz; Higiene, Rafael Tupayachi.
Además intervinieron los
doctores Leandro Pareja, Félix Cosio, Luis E. Valcárcel, Federico Ponce de
León, Rafael Aguilar y el sabio Dr. Antonio Lorena. (Obra citada Pág. 14).
En esta misma obra (pág.
23) se narra la forma cómo la reacción y el clero, clausuraron KOSKO, y
apresaron a su mentor.
ROBERTO LATORRE INTRODUCTOR
DEL MARXISMO EN EL CUSCO
Uno de los historiadores
que desde la orilla política opuesta y no con pocas acusaciones gratuitas, ha
profundizado el conocimiento del desarrollo de las ideas marxistas en el Cusco,
es sin duda el Dr. José Tamayo Herrera quién en su obra “El Cusco del Oncenio”,
analiza la importancia de la revista KOSKO y de su fundador Roberto Latorre,
reclamando por un “injusto olvido”, de su propios camaradas.
“Pocos como el “pato”
Latorre, dice Tamayo, merecen el recuerdo y el enaltecimiento, de las nuevas
generaciones, en un pueblo de tan mala memoria como es el Cusco, que olvida a
sus hombres más importantes y el “pato” Latorre, por este defecto de la psique
colectiva, es un gran hombre, injustamente olvidado, inclusive por sus propios
camaradas del Cusco Rojo”.
Acusación gratuita porque
la memoria de Latorre fue siempre recordada en muchos escritos publicados en
los periódicos locales y en el periódico “Jornada” de sus camaradas de partido.
Igualmente, el Instituto Americano de Arte, entidad cultural de la que fue
co-fundador y Presidente, siempre honró su memoria y exhibe su retrato en la
galería de sus presidentes.
Con respeto a la revista
KOSKO el mismo autor dice lo siguiente: “KOSKO era una revista de importancia
excepcional entre las diversas revistas indigenistas peruanas, primero
cronológicamente, porque precede a “Amauta” en más de dos años, a “la Sierra ” III en casi tres,
al “Boletín Titikaka” de Puno en más de dos, a “Chirapu” de Arequipa en casi
cuatro, a “Kuntur” en tres, etc.
La primera revista
indigenista peruana no fue “Amauta”, como piensan los mitificadores de Mariátegui
sino “KOSKO”.
Igualmente -prosigue
Tamayo- la primera revista con contenidos de tipo marxista y artículos de los
grandes tótems del marxismo mundial es “KOSKO”, dos años antes de “Amauta”, y
la verdadera iniciadora de las ideas marxistas es “KOSKO” aunque en una medida
menor que la sofisticación y el virtuosismo de “AMAUTA”. (pág. 53).
KOSKO, según el estudio
de Tamayo, tuvo tres periodos: El primero bajo la dirección de Luis Yábar
Palacio (19 de Mayo al 22 de junio de
1924), cuya orientación fue federalista. El segundo periodo de agosto de
1924 a abril del 25, bajo la dirección del Dr. Luis Felipe Paredes Obando, con
una ideología indigenista.
El tercer periodo bajo la
conducción de su fundador Roberto Latorre de abril del 25 hasta su clausura en
enero de 1926, con una orientación marxista.
Finalmente debe ser considerado
como un cuarto periodo, porque no es menos importante, el conjunto de los siete
últimos números del 64 al 71, publicado bajo la dirección de Cristóbal Latorre,
hermano menor de Roberto.
Tamayo, infelizmente, usa
la historia de KOSKO y Roberto Latorre para desprestigiar al comunismo
cusqueño, quizás por ese: “no disimulado odio de clase contra los creadores del
Cusco Rojo que, por otro lado, admira”. (“Así nació el Cusco Rojo…” pág. 155),
manchando así, su interesante investigación con frases tendenciosas, hablando
no sólo de un cierto “olvido” mal intencionado, sino, de que ciertas
“fricciones internas dentro del PC, cusqueño hicieron que Roberto Latorre fuera
borrado de la historia “oficial” del PC, con posterioridad a 1930” . Acusación gratuita y
malintencionada. Porque el enigma de que Latorre, fue o no, uno de los
fundadores del PC cusqueño y otras suspicacias quedaron aclaradas con la
publicación de las actas del grupo Ande y de la primera célula aprista del
Cusco, cuyos facsimilares fueron dados a conocer en el libro “LA VERTIENTE CUSQUEÑA
DEL COMUNISMO PERUANO” (1989) del Dr. Carlos Ferdinand Cuadros. Según esos
documentos, Latorre había ingresado con posterioridad a la fundación de mayo
del 29, fue admitido en la sesión del
1-7-1929. Aunque no intervino en ninguna de las sesiones posteriores,
era amigo del Grupo Ande, pero se le tenía desconfianza por su estilo de vida
liberal y bohemia de clubman y jugador. Debe haber sido esa la razón por la que
en reiteradas ocasiones no se decidió su admisión. Otra causa fue su cercanía a
Mariátegui, ya que era agente de la Revista Amauta en Cusco, junto con Casiano Rado y
el Dr. Valcárcel.
Muchos “amigos” de esa
misma época, no fueron siquiera invitados al Grupo Ande, tales como el Dr.
Uriel García (que en esa época predicaba la filosofía idealista de Bergson),
Carlos Lira, Luis Velasco Aragón, Casiano Rado, Erasmo Delgado Vivanco, Manuel
Castro y otros (Sesión del 28-9-29). Y,
como se sabe, las desavenencias con el grupo de Mariátegui, se debieron a
varias causas: la primera de orden político, ya que los cusqueños decidieron
entablar relaciones directas con el Secretariado Sud-Americano de la Internacional Comunista
con sede en Buenos Aires, ello hizo que se diferenciaran de los socialistas de
Lima y de sus amigos en Cusco como Latorre, Rado y Valcárcel; y en segundo
lugar, por el anti-limeñismo: “se sentía a Lima como algo extraño y lejano, más
se leía literatura argentina”-decía mi padre-, agregando que “en Lima no tenían
en cuenta para nada a los provincianos, había (y aún hay) menosprecio a todo lo
serrano” (J.G.G.L., Comunicación personal).
Pero en cuanto se superaron
esas diferencias, Latorre ingresó al Partido (sesión del 01-07-1929), igualmente, Casiano Rado en la
sesión del 08-07-1929, (“La vertiente..”,
ob. Cit. pág. 140), y, a la muerte de Mariátegui, en abril de 1930, ya estando dentro del Partido, Latorre
y sus camaradas realizaron el primer homenaje público de la intelectualidad
cusqueña a la memoria del ilustre pensador, -considerado limeño por entonces-,
en el diario El Comercio del Cusco del 19 de abril de 1930, y el diario “El Sol”, del 22 de abril
de ese año (“Así Nació el Cusco Rojo” Pág. 141.)
Como todo intelectual,
bohemio y diletante, Roberto Latorre fue al inicio, reacio a la disciplina
partidaria, pero, finalmente, fue ganado a la organización proletaria, llegando
a ocupar cargos de dirección en el Comité Regional, y como responsable de la Comisión Campesina.
“Hacía sentar a los campesinos indígenas en su propia mesa”. (J.G.G.L.
comunicación personal).
Como bien dice Tamayo
Herrera en la página 51 de su obra “El Cusco del Oncenio” “Roberto Latorre fue
víctima de la persecución, tanto del Gobierno de Leguía como del de Sánchez
Cerro, por sus ideas marxistas”, Latorre estuvo preso en San Lorenzo durante
tres meses. Durante la dictadura de
Sánchez Cerro, fue confinado siete meses en la selva de Madre de Dios, estuvo “preso
en San Lorenzo y El frontón y después exiliado en La Paz , Bolivia, con toda su
familia”.
En esas circunstancias (1933),
coincidieron con mi padre en Bolivia, saboreando la sal amarga del destierro.
Cabe agregar en mérito a la verdad, algo que el historiador Tamayo no dijo.
Durante el gobierno de los “terratenientes ligados a actividades industriales”
(Tamayo pág. 34), es decir de los
gamonales encabezados por Samanez Ocampo y el Dr. Francisco Tamayo Pacheco,
padre de nuestro historiador, a la sazón Ministro de Gobierno y Policía,
también se reprimió ferozmente “por sus ideas marxistas” a esos hombres que
estamos reivindicando ahora, desde diferentes posiciones políticas, desde
luego.
Es necesario aclarar
también que en muy pocas ocasiones después del 30, los comunistas pudieron
gozar de la paz y libertad de la “naciente burguesía agraria industrial y
profesional” -como prefiere llamarlos el Dr. Tamayo-, para poder escribir una
historia “oficial”, borrando de mala fe a sus propios camaradas. Y si no ¿Porqué Don Pepe Tamayo reclama ser uno de
los descubridores de estos hechos? Como dice él mismo, “… después de las
páginas pioneras que nosotros le dedicamos en algunos capítulos de nuestra
“Historia Social del Cusco Republicano en 1978”.
Pero habrá otro momento
para descargar los ataques de tan “imparcial”, egocéntrico, objetivísimo e
inmaculado autor, ya que si no fueron escritos a “edad avanzada” (como escribe
Tamayo para referirse despectivamente a las “Memorias” de Valcárcel y al libro
de Gutiérrez), han sido concebidas con una mentalidad retardataria de un culto
terrateniente.
Porque como dice la
presentación de “Kosko” de marzo de
1924, Nº 1 -no sabemos si escrita por Yábar Palacio o Roberto Latorre-
“en una democracia sana y organizada, sólo caben dos partidos: el conservador
de cabeza encanecida, que aún vive chupando los pezones ideológicos de la edad
media; y el radical que despliega la bandera roja de la regeneración, su lucha
marca la pulsación de la vitalidad de un pueblo”.
Otro de los grandes
cusqueños de esa época, don Román Saavedra o Eustaquio Kallata, en el artículo
intitulado “Roberto Latorre y los intelectuales de Puno y Cusco”, publicado en
el Nº1 de la Revista
del “Centro de Estudiantes Puno”, Cusco
1949 dice: “Dos intelectuales cusqueños pueden ostentar, con justo
orgullo, el título de oteadores de nuevos horizontes literarios, de vigías perspicuos;
Luis Velasco Aragón y Roberto Latorre.
Ambos partieron, ideológicamente, de una mezcolanza de conceptos
federalistas y anarquistas, para rematar, el primero, en epígono del gonzález pradismo
y Latorre, por una depuración autocrítica en uno de los propugnadores del
socialismo científico” (…) “Con alguna antelación a “Amauta”, Roberto Latorre
escudriñaba el horizonte intelectual de la post-guerra, de 1914-18, que
presentaba dos aspectos fundamentales. Un marcado sentimiento anti-belicista y
un despertar de las nacionalidades oprimidas y, concomitantemente, afloraba una
conciencia social beligerante, con una modalidad lírica conceptual, abrupta
empapada de recia creatividad, que rompía los diques de la retórica con el
caudal impetuoso del subconsciente”.
“Roberto Latorre era el
empresario de esta fiesta del espíritu. El no fue el acaparador mostrenco de
títulos de oropel. No era crítico, poeta ni novelista, más o menos en agraz.
Era un oteador, sagaz vigía de un mundo que surgía, auroral y fecundo, de las
hogueras de la guerra imperialista”.
“No usufructuó ningún
remoquete de los que tanto se pirran los bobalicones lugareños. No fue poeta, a
pesar de su fina sensibilidad de esteta, no fue crítico porque le faltaba la
levadura de la cultura libresca y la simulación de una apabullante erudición.
Tampoco en el cuento llegó a donde pudo haber llegado, a pesar de poseer una
prosa narrativa, llana y sugerente”.
Fue un autor “que ha
comprendido la responsabilidad del intelectual frente a un mundo que marcha por
la lucha democrática del progreso. La tragedia del intelectual serrano es que
no puede desprenderse todavía del cascaron de los prejuicios feudales y captar
el mundo actual dialécticamente.
Casi siempre está de
espaldas a la vida añorando el pasado, por eso abundan los historiadores, los
arqueólogos, los catalogadores de vejeces”.
“Latorre, más bien
despuntó como periodista. No fue un columnista ni editorialista que desata
apasionadas discusiones, o se lanza a la palestra del polemista. Era el
comentarista que arroja la piedra al techo de cristal del vecino pero sin
ocultar la mano”.
En otro lugar Román
Saavedra escribe:“Los periodistas por
antonomasia dentro del aporte cultural cusqueño, son indudablemente, Roberto
Latorre y Pacho Fierro. El primero era el periodista aguijoneado por una inquietud
constante y un descontento de nuestro plantel mediocre de intelectuales en
barbecho. Tenía naturaleza de mastín de caza, olfato fino para rastrear el
suceso escurridizo; ojos penetrantes para dar en el blanco de los
acontecimientos. Sin pelos en la lengua ni eufemismos de pudibundo. Un
rajatablas con entrañable angustia de enderezar entuertos y anegado de un amor
encendido por y para el Cusco. Desesperado y agonista por condenar el cuzqueñismo
de simulacro y exhibir, más bien, el meollo auténtico de nuestra ruta
intelectual, de nuestras pequeñas y grandes cosas en su desnudez rutilante, en
su humilde plenitud, en su miseria y en su grandeza heroica. Un Cusco, en fin,
no para uso de turistas, sino para el amor filial de los cusqueños”.
“Manuel Gonzáles Prada”.
Revista “KOSKO” Nº 7 (22-7-1924)
“Calca, el valle de
Lares” “Kosko” Nº 9 (7-8-1924)
“Anta” “Kosko” Nº 10
(15-8-1924)
“Anarquismo” Kosko Nº 11.
(11-8-1924)
“Porqué se roba” Kosko Nº
12 (30-8-1924)
“Crónicas Pequeñas” Kosko
Nº 17 (15-10-1924)
“Matices Keswas; La Tinka , La Vigilia ” Kosko Nº 21 (15-11-1924)
“Vinculo Andino”. Kosko
Nº 27 (7-1-1925)
“Pedido de amnistía”
Kosko Nº 36 (22-3-1925)
“Sensaciones”. Kosko
Nº 40 (30-4-1925)
“Ataque a los
filántropos” Kosko Nº 48 (22-10-1925)
“El Poema del Pan”, Kosko
Nº 50
(30-7-1925)
“Pequeños poemas:
Bohemia, la gota de agua” Kosko Nº 51
(25-8-1925)
“Pequeños poemas” Kosko
Nº 52 (22-8-1925)
“Adelante, no atrás” “La Sierra ” Nº 11 Cusco
diciembre de 1925.
“El Suicida” Kosko
Nº 63
(30-12-1925)
“Remordimiento” (cuento).
y “Los hijos” (poema) “kuntur”1 Nº 1
octubre de 1927.
“Un artículo de Tristán
Maroff” y “un títere gramatical” KUNTUR Nº 2 enero de 1928.
“Snob revolucinarista”.
MERIDIANO Nº 3-4 La Paz Bolivia (marzo
abril de 1929)
“Nota de Arte, las
pinturas peruanas de Martínez Málaga” El Sol (1-1-1930)
“Pendones de Chichería”
El Sol. (28-7-1930)
“A Machupicchu de paseo”
El Sol (10-8-1930)
“Bibliografía, Jirones
Kollavinos de Gloria Serrano y Crespo Gastelú” Kosko Nº 64 (10-7-1934)
“Bibliografía, El Collao
de Alejandro Peralta”. Kosko Nº 67 (12-8-1934)
Dos cuentos sur-peruanos
“partida de Sico el Shiringuero” y Casas de indios” El Sol 28-7-1935.
“Cartas a la montaña, una
excursión al Cachití”. Rev. del IAA Nº 1 1942
“El Arte en la escuela”
Rev. del IAA Nº 3, 1944.
“El alfabeto oficial del
idioma Qheswa”. Rev. IAA Nº 5, 1947.
“Paucartambo, el hermoso
pueblo”. Rev. del IAA. Nº 6 1952.